11-Dic-2007

Para hablar en contra del Dictamen por el que se expide el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales



Con su venia, señor Presidente.

Buenas tardes, compañeras y compañeros. Quiero hacer uso de la palabra en mi derecho libre, que en mi fracción hemos tenido que votar para expresar mi opinión o la opinión de varios legisladores de mi bancada en cuanto a esta reforma al Cofipe.

Quiero señalar que voy a votar en contra en lo general y que yo pido a mis compañeros hacer un voto razonado, porque se tienen razones jurídicas para votar en contra, porque hay razones políticas para votar en contra, porque hay dudas sobre la efectividad de este nuevo Código Electoral, porque en torno a la nueva Ley Electoral que hoy se encuentra en este proceso de discusión, hay dudas, incluso de la efectividad, de la transparencia que se quiere lograr.

Yo no quiero firmar un cheque en blanco donde nos digan mañana, después de un fraude electoral, que esta ley blindaba contra un fraude electoral, o mañana nos digan: "Son paranoicos. No ven que ustedes votaron a favor de la ley que blindaba en contra del fraude", y nos hagan pasar por locos, y suscribamos todos los abusos.

Esta ley no detiene lo que ha sido uso y costumbre en las campañas electorales: dar despensas, dar migajas al pueblo a cambio de favores políticos. No viene contenido ni como sanción ni como inhibición y ha sido, en este último año, esta tribuna, un lugar asistido para que después de cada proceso electoral aquí vengan con denuncias de todos los partidos políticos, de que el partido ganador usó despensas, usó venta de refrigeradores, una serie de insumos para obtener el voto, porque soy congruente, porque leí todo el Cofipe, porque no me garantiza exactamente que sean mayores los logros en contra de los retrocesos.

Todo mi reconocimiento a los compañeros de oposición que hicieron el esfuerzo enorme de que el contenido de este Cofipe en realidad trabajara por la democracia; pero debo decir que aquí hay dos partidos mayoritarios que no están dispuestos a concederle a la construcción de la democracia de este país ni un solo espacio.

No dudo de mis compañeros; dudo del PAN, dudo del PRI y dudo que ellos estén interesados o comprendan que el sistema de partidos habla de una pluralidad, no de la Divina Trinidad.

Quiero comentar que los procesos de unidad de la izquierda mexicana han atravesado por una historia complicada. Quien no la conoce, quien no la ha vivido no puede entender su complicación, pero quiero resumirla en un asunto: todos los partidos resultado de la alianza de partidos minoritarios de la izquierda han contado con procesos donde lo valioso ha sido la voluntad de sus actores.

Ninguna vez se ha tenido que torcer la ley para obligar a la unidad, ninguna vez se ha tenido que torcer la ley para imponer la unidad. A ninguno de los compañeros dirigentes de los partidos políticos que han sido nuestros aliados en los procesos electorales ni siquiera se les ha invitado a un nuevo partido de izquierda de unidad.

Yo quiero comentarle al diputado Diódoro Carrasco que esta ley no goza con el consenso de los partidos. El consenso es una cosa más amplia. No son número de canicas ni de manos levantadas ni de dedos ni huellas dactilares ubicadas en el voto electrónico de esta Cámara. El consenso tiene esencialmente una pluralidad en sí; pero incluso consenso podrían ser el PRI y el PAN, ¿para qué nos necesitan a los demás? Ya lo vimos.

No dudo de mis compañeros, pero sí dudo del PRI y del PAN, en que estén consolidando esta ley para que mañana se construya un sistema bipartidista. Y es que en el mundo solamente existen dos sistemas de partido: los bipartidismos y los sistemas plurales que abarcan varios partidos y garantizan su construcción, no la limitan.

Limosna no, dicen los compañeros de Convergencia. Yo también creo que aquí el PRD nunca ha compartido el espíritu de otorgar limosna con el dinero de otros, y en este caso, otorgar limosna de votos con los votos que no le pertenecen.

Para terminar. No hay patente en la izquierda, no se vende la patente. El PAN y el PRI incluso están muy lejanos de ser los propietarios de la patente de izquierda. Ojalá no nos compremos. No cometamos el error que cometió Blanca Nieves cuando la bruja, vestida de viejita buena, generosa, aprovechó la gula de Blanca Nieves para darle una manzana envenenada. Nada más que aquí, en esta historia, no va a llegar un príncipe azul montado en un caballo para despertar a Blanca Nieves, no existe; mucho menos uno chaparrito pelón y de lentes.

En fin, compañeros, cuando se niega la posibilidad de cambiarle una coma, un punto, la redacción, la garantía de un derecho, compañeros, es cuando más hay que dudar de la efectividad de una ley; porque lo que está mandando no es el consenso de las fuerzas, ese una línea política donde aquí nosotros no somos mayoría y el proyecto de nación que queremos no lo compartimos con ustedes. Muchas gracias.


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